Un tema sensible y estratégico como la seguridad debería ser abordado desde una mirada experta y no desde la intención de hacer propaganda política. Esta perspectiva es clave para enfrentar los desafíos que esperan a La Araucanía en el futuro.
Es un hecho que hoy existe una sensación de inseguridad muy grande y que ésta ha ido aumentando desde la revuelta social de 2019. Las causas son múltiples y entre ellas podemos reconocer el ingreso masivo de inmigrantes ilegales, la insuficiencia de las fuerzas policiales en relación al aumento de los delitos, la presencia creciente del narcotráfico en las grandes ciudades y cierta timidez del Estado para aplicar la legislación prevista para enfrentar amenazas como el terrorismo.
Esta sensación de inseguridad es confirmada cada día por brutales hechos de violencia que antes eran desconocidos para los chilenos: sicariato, descuartizamientos, ejecuciones en plena vía pública, robos que parecen sacados de películas de ciencia ficción y enfrentamientos constantes entre criminales y policías. Las atrocidades cometidas por los delincuentes nos hacen dudar de la condición humana de quienes las perpetran.
En este escenario todos los chilenos, y los habitantes de la Macrozona Sur en especial, claman por seguridad y medidas efectivas para combatir la delincuencia y el terrorismo. Es comprensible que frente a las próximas elecciones éste sea el tema más relevante para la ciudadanía.
No es casual que hoy todos los sectores políticos hablen de seguridad. Esto contrasta con la situación de hace algunos años atrás, cuando muy pocos insistían en la importancia de este tema clave para el bienestar de las personas y el desarrollo de nuestra región.
Actualmente, el diagnóstico es transversal: el Estado debe garantizar seguridad a sus ciudadanos, porque es la condición básica para satisfacer cualquier otra demanda social. La confirmación podemos encontrarla en las encuestas más confiables y prestigiosas, tales como Araucanía Opina, elaborada por el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Temuco, la tradicional encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) y los estudios que continuamente realiza la agencia IPSOS. Y esto por mencionar sólo algunas.
La sabiduría popular dice que cada día tiene su afán, que cada problema reclama su solución y que para sanar a una persona enferma tiene más sentido confiar en un médico que en un astrólogo. Lo mismo ocurre en el tema de la seguridad: en el diseño de las soluciones deben tener un protagonismo especial quienes cuenten con las capacidades y las competencias que el problema requiere.
Para garantizar la seguridad de los ciudadanos de nuestra región se recurrió a las Fuerzas Armadas y Carabineros, dentro del marco legal del Estado de Excepción. Porque la seguridad pública exige la participación de expertos que puedan aportar su conocimiento y experiencia.
Todas las personas, y todos los candidatos, pueden opinar al respecto. Eso es muy saludable para nuestra democracia. Y más saludable aún es que, al momento de elegir a sus representantes, los votantes se informen y vean realmente quiénes serán capaces de manejar estos complejos desafíos.
Si queremos seguridad para los habitantes de nuestras 32 comunas de La Araucanía, en las próximas elecciones de gobernador hay que poner en el primer lugar de la lista a quienes conozcan muy bien el tema y estén dispuestos a construir nuestro futuro con verdadera seguridad, firme voluntad y total transparencia.